One minute I held the key
Next the walls were closed on me
And I discovered that my castles stand
Upon pillars of salt and pillars of sand..
De pronto ya no vemos Jaime Bayly los domingos por las noches. No aplaudo su parecido con tal sarcástico personaje. Ya no lo veo esperándome a la salida de la universidad, diciéndome que los taxis son peligrosos, que mejor nos vamos juntos a casa. Ya no le doy palmadas en su frente. Ya no nos levanta temprano en las reuniones grupales de estudio. No grita nuestros nombres. No prepara sopas embolsadas. No se queja de sus alumnos. No veo niños llegando a casa para ser examinados por su médico favorito.
No vamos al cine. No veo que se duerma en las películas. No le grito a la oreja frentón. No peleamos por mis salidas. Por mis juergas. Por mis estados críticos en alcohol.
No me llama la atención. No se enoja. No está ahí para desmoronarme en llanto cuando algo pasaba. No está, el ya no está.
Me levanto. Busco mi billetera. Encuentro nuestra foto. El 42 y yo tres años. Papá e hija felices en verano. En una piscina. Lucimos contentos. El orgulloso. Yo sin miedo al agua cogiéndome de su brazo. No aparentamos, desde siempre fuimos buenos amigos.
Miro la fecha. Van muchos meses. Muchos meses sin contacto alguno. Pienso que es imposible. Cada día es más duro. Más cierto. Más real.
Entro en pánico.
Me doy cuenta que la vida se ha vuelto aburrida. Se ha vuelto diferente. Sin ese sabor a tener cosas que realmente quieres. No lo toleras. Me siento cansada. Tengo anemia. Grito todo el tiempo. Me mal humoro. Tengo hambre. Como. No puedo tomar. Estoy de luto. Luto puto. Puto luto. Como me jode tener que pasar por eso que todos llaman luto. No se aguanta. Me duelen las entrañas. El corazón. Mi mejor amigo. No me lo explico. Explota la cabeza. Me echo a dormir.
Sin embargo - El milagroso sin embargo. Nunca pensé que esa palabra común me salvara la vida – Sin embargo descubro a un ser alimentándose de mi. Absorbiendo todo lo que hay en mi cuerpo. Un ser luchador. Valiente. Con ganas de crecer. De vivir. El único ser que no se ha desvanecido. El único ser que lleva parte de mi cuerpo. El único ser al que le estoy dando el derecho que se merece. El de vivir.
Me asombro. Solamente Dios podría mover las piezas de esta forma tan exacta. Solo Dios pudo regalármela ahora. Solo el pudo hacer que pese a perder lo más valioso del mundo, mi papá, me levante cada mañana sintiendo sus movimientos. Y yo, y yo solo me derrito imaginándomela. Tan pequeña. Tan luchadora. Como papá. Como mi papá.
En todo lo complicado, ella sobre sale. Ella hace frente. A su manera, sabe decirme que quiere vivir. Con su corto lenguaje me envuelve. Me responde. Me grita con piruetas fetales que viva la vida.