Situaciones. Cortas. Largas. Engancharán, en mis memorias, la leve sensación de volver a robarme el próximo suspiro. Interninable, quizá.
domingo, octubre 26
El próximo suspiro
Cenas los fines de semana. Celebraciónes, una vez al año. Mis penas escuchadas. Mis miedos solventados. Las juergas felices. Las cervezas controladas. Llamadas importantes. Llamadas contestadas. Celular, en su mínima expresión. Los celos ocurrentes. Celos justificados. Celos graciosos. Mi cursilería. El abrazo fuerte. Los besos, despacio. El te quiero que no debe convertirse en un te amo, corre el peligro de embarrarse. De ser falso. Las mentiras pequeñas. Mentiras no dañinas. Un perro infiltrado. La maleta sin llave. La ropa. El celular. La historia del cargador. La lealtad memorable. La complicidad. El buenos días. El buenas noches. Los enojos a la altura. Las respuestas sinceras. Los viajes. La playa. Mi cerveza favorita. Los gritos sin sonido. Las cosquillas. Las películas. El cine. El lugar favorito. El chocolate con leche. Cucharita. La vergüenza en la comida. El cariño bonito. La sinceridad. El respeto interminable. La sonrisa frecuente. La felicidad en los ojos. Las ganas inmensas de tener a tu lado siempre. Siempre que puedas.
jueves, mayo 8
La segunda parte favorita.
Escribir, es
esa parte del día en la que un largo suspiro acosa nuestro cuerpo. Es sentarte y teclear sin parar. Sacar cada
parte, herida, alegría que habita en el ser. Es hacer ficción con nuestra
propia vida. Llorar mientras sacamos la escena más desleal que nos marcó. Apretar los dientes y mover la
cabeza con cada pecado. Sonrojarnos con escenas prohibidas. Soñar con personas
que no son indicadas. Tener calma. Tener ira. Tener cólera. Tener todas las
emociones caóticas que nos alborotan cada vez que nos sentamos frente a esa
computadora. Esa que nos aguanta cada golpe en cada letra.
Por lo pronto,
escribir para mí, es mi segunda parte favorita del día. Lógicamente la primera
es Madia en todos sus momentos. Ahí vamos
de nuevo.
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