martes, octubre 12

Hoy en clase.

Hoy en clase estaba entretenida y un poco confundida. Escuchaba como todos proponían lecciones de vida, ayuda social, mejoraras para luchar contra la pobreza. Veía el entusiasmo de todos, ese que yo siempre suelo tener, por entender por qué carajo en nuestro mundo muchos comen rico y otros comen poco (o nada). Unos se tienen que quitar cubre camas porque les da calor y otros tienen que recoger periódicos porque se mueren de frio. Unos niños de cuatro años son felices jugando con sus muñecos y otros infelices trabajando en una esquina con su pelota. Porque, porque y porque? No entiendo, todos resuelven diciendo “es parte de la vida”, “es cosa de todos los tiempos”, “tal presidente tuvo la culpa”, “consecuencias ancestrales”, “la vida no es justa”, etc. La vida no es justa y es parte de la vida son cosas distintas. La vida no es justa, eso se refiere a que la vida no pone las cosas en su lugar, que ellos también deberían tener como tu o yo que tenemos oportunidad de estar aquí, tu leyendo y yo escribiendo. Es parte de la vida? De su esencia? Sin esa situación no sería más vida? Qué gran estupidez.

Siempre de chiquita le preguntaba a mi papá porque no se podía imprimir muchísimos billetes de dinero y se entregaba a la gente que de verdad lo necesitaba. Y es que aun me es incomprensible como pueden más las leyes de la economía contra las figuras de niños que se mueren por hambre o frío. Como puede ser posible que esas personas victima de todo, estén aquí para sufrir y no tener una vida digna solo porque en su destino estuvo así, venir al mundo en esa familia, país, en esa situación.

Hoy en clase un profesor explico que el máximo fin de la vida es ser feliz, hacer lo que nos gusta, valorar cada espacio y momento, saber ser felices con responsabilidad sin daños ni perjuicios a otros. Y hoy pienso que el máximo fin de la vida es distintos para todos.
Sé que con imprimir billetes, estos dejaría de tener su valor y todo sería un caos. Nadie trabajaría para nadie y todos fueran felices comprando nada porque el trabajo quizá no existiría porque todo sería fácil.

Sin embargo, yo tengo en la mente la imagen de un mundo casi perfecto para todos en donde todos son felices y trabajan no por necesidad sino porque las necesidades propias y el cariño entre todos hacen una fuerza gigante que los impulsa ayudarse unos a otros. Todos al nacer contar con una cantidad mínima de dinero que nos permita vivir bien y sobre todo felices. CANTIDAD MÍNIMA que permita alimentarnos y educarnos al menos hasta alcanzar un grado de madurez certera que nos haga desenvolvernos por si solos. Tengo la idea de un mundo donde las personas tengan dinero y no se mueran de hambre, trabajen por amor a los otros y no por miedo al hambre o a la muerte. Tengo la idea de un mundo en donde cuando existan lugares donde los niños se mueren donde los ancianos sufren, donde no hay forma de que las personas subsistan en ese estado de pobreza, los grandes capitalistas sean capaces de pensar en que primero es la felicidad y que las leyes de la economía solo invaden vidas ahogando a muchos y salvando a pocos.

Hoy en clase me di cuenta que creen que estoy un poco loca, que no sé nada de economía y que debo callarme la boca. Sin embargo, alguien me toco la espalda y me dijo que también pensaba lo mismo pero lo difícil iba ser convencer al inconsciente.