jueves, febrero 16

Mira su facebook


Facebook. Recuerdo cuando me creé una cuenta en esta página social, que en aquel entonces no era tan conocida. Pocas personas tenían cuenta. Si tenían, no la usaban. Y si la usaban, no era de manera frecuente.
Cansada de páginas sociales donde las personas hablaban en castellano difuso, donde las palabras eran contagiosas y el poco buen gusto no existía, decidí dedicarme a mi nueva red social en donde por muchos meses fui feliz.

Con facebook, todo bien. Cada quien elige para que utilizarlo. Ahora con la tecnología es normal querer compartir mucho de tu vida con las personas que quieres y que no quieres. Es algo no tan fuera de lo común publicar estados, fotos y cosas relacionadas con el tema personal. Es típico esa afición por enseñarle a las personas las cosas que estás viviendo, para que la gente que te quiera se alegre y los que no, se jodan y rían de envía. Típico.

Pero, para muchos, facebook se ha vuelto un tema obsesivo. Un tema que ha causado dependencia y ansiedades. Un tema, por el cual muchos miden el cariño y el estado de las personas. Nos dejamos influenciar por lo que alguien puso, por cuanto escribe, por cuanto borra, etc.

-        -  Pero el no le escribe nada!
-        -  Lo borro de su muro
-        -  No tienen una relación
-        - Ya borro las fotos!!
-        -   Le pone cosas fingidas
-        - Ya no se escriben en muro hace tiempo, no se quieren.
-        - Viste? Solo ella publica cosas
-         -  Dios! Esa mujer no tiene nada que hacer que le llena el wall a su flaco.

Las ex, los afanes, las trampas o quien sea, miden el cariño de las personas atreves de cuantos comentarios, cuantas cosas lindas, cuantas fotos, etc. Si no hay fotos, no se quieren. Sino hay huellas, no es una buena relación.

En mi caso, me gusta hacer cosas, me gusta compartir con las personas que quiero, que me conocen y con algunas que no, las cosas que me suceden. Me gusta estar conectada con gente a la que no veo siempre pero se que va estar de alguna forma informada de las cosas que hago y así va ser productivo para nuestra amistad.
Me encanta publicar fotos de mi hija, de sus avances. Me gusta que mi mamá, desde lejos, las mire y se desmaye de amor por su nieta. Me gusta escribirle a mi chico de vez en cuando, cuando quiero, cuando me nazca. No para que sepan que lo amo, sino para que el sienta que estoy con el hasta en las cosas que no son importantes, como una página social. Con mis bromas, los comentarios pocos cariñosos, se que muchas veces le he alegrado el día.

Mujeres. Hombres. Facebook es una página de estados. De momentos. Es una página para compartir secuencias de la vida. Y la vida está llena de cambios. De sentimientos que pueden ir girando por un lado, por el otro. Hoy día contento, mañana triste.
Facebook es una página ambiciosa que consume a las personas vulnerables y bipolares. Personas con un cierto grado de inmadurez, capaces de medir los sentimientos de las personas por cuantos comentarios, cuantas fotos, cuantas cosas.

Es por eso que no debemos medir influenciados por tremenda página social. No debe ser el punto de partida para averiguar o para sacar conclusiones. De hecho tiene mucha influencia, porque es lo más cercano  y poderoso que tenemos. Pero no nos olvidemos que detrás de esa pantalla que uno está mirando la vida de esa persona esta cambiando, y sus estados de ánimo también.